En 1996 y
a pocos meses de asumir sus tareas, el nuevo municipio de Ituzaingó trasladó al
edificio del Centro Cultural Bernardino Rivadavia la actividad que atañe a la
Dirección de Cultura municipal.
El solar
en cuestión permanecía desde hacía varios años prácticamente inactivo para la
tarea mencionada. El salón de actos era poco empleado, la biblioteca adolecía
de fallas funcionales y acompañaban oficinas desocupadas.
Muchos de
los vecinos que conocimos la pasada actividad cultural que la institución había
propiciado, sentimos algo así como la
recuperación de la casa para el objetivo de sus fines fundacionales.
Talleres
municipales, encuentros literarios y plásticos, conferencias y gran parte de la
actividad de las dos últimas Ferias del Libro, además de conciertos, ensayos de
actividades musicales del municipio y tareas de información desarrollaron su
cometido en el sitio que reseñamos.
Debemos
reconocer que deficiencias edilicias conspiraron en parte a su
desenvolvimiento. Pero igualmente resaltamos a partir de estos últimos cuatro
años un logro positivo al volver a desempeñar la actividad en el sitio que la
comunidad hace casi cuarenta años había elegido para ello.
Los
concurrentes se sentían algo así como en su propia casa desarrollando la
inquietud que el gusto y vocación les impulsaba.
Desde el
mes de setiembre el convenio que ligaba al municipio con el Centro Cultural ha
cesado. No hace al objetivo de esta nota que apunta exclusivamente a la
historia cultural del solar en cuestión, analizar las características de dicho
convenio ni las causas de su cancelación.
Nos
preocupa el futuro de la actividad a desarrollarse en dicho sitio así como el
destino que este pudiera tener. En ese sentido no avizoramos razón por la cual
parte de las actividades que allí se cumplían continúen haciéndolo. Nos parece
interesante reseñar la trayectoria del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, a
cuyo cargo se hallan la propiedad y administración del predio.
UN
ANTECEDENTE CULTURAL
En ell
año 1929 y hasta 1932 desarrolló su actividad en Ituzaingó la Unión Vecinal.
Distinguidas personalidades de la cultura convergieron en ella con objetivos
vecinales que tuviesen relación con esa actividad.
Así,
proyectos como el de Iglesia Parroquial, la nomenclatura de calles, el expreso
pedido luego acordado de nombrar Rivadavia a la actual avenida, la construcción
de la nueva comisaría, la edición de un libro acerca de Bernardino Rivadavia y
muy especialmente el proyecto que lo vincula a la institución de referencia.
Este
proyecto es la creación de una biblioteca pública en el solar de las calles
actuales Mansilla y Soler y que llevaría el nombre de Bernardino Rivadavia. Si
bien esto último no es concretado durante la existencia de la institución bien
nos vale el antecedente.
Integraron
aquel grupo vecinal entre otros: el ingeniero José Quartino, el doctor Soler,
el ing. Juan Narbondo y especialmente al Sr. Alberto Rovero cuyo espíritu
eminentemente rivadaviano impregnó la obra de la Unión Vecinal.
EL CENTRO
CULTURAL
A mitad
de cuadra en la calle Rondeau y frente a la plaza San Martín de Ituzaingó sur
se ubicaba el edificio de frente colonial que conocimos como Cine Petit Palace.
En el año 1932 el local estaba inactivo al fracasar el primer intento de sala
cinematográfica. Un grupo de vecinos llevados por su inquietud comunitaria,
cultural y educacional con especial énfasis en esta última, toman la iniciativa
de fundar el Centro Cultural que posteriormente conoceríamos como “Bernardino
Rivadavia”.
Por
generosidad de sus propietarios, la familia Devós, la propiedad mencionada
resultó la primer sede de la institución.
Nos
relata el Sr. Horacio Alberti “y allí
teniendo andamios por mesas y cajones por asientos, ello sin que el profesor se
sintiera menoscabado, abrió sus puertas el 26 de agosto de 1932 sintiéndose en
su afán de aprender, cómodamente sentado el alumno”.
La Sra.
Nélida C. de Devós docente de brillante carrera fue la primera directora quien
en colaboración con la señora Carmen Pastor de Guercio, habían vislumbrado este
sistema gratuito de apoyo escolar y educacional para alumnos y egresados.
Recurrimos
a la memoria del señor Alberti a fin de recomponer aquel primer grupo o
comisión fundadora, surgiendo los nombres de la ya mencionada señoras, Devós y
Guercio, del Dr. Idélico Gelpi de actuación preponderante en la etapa
fundacional y posteriores señores Alberto Devos, Heraclio Ayerbe, Emilio
Belbussi, Horacio Alberti, Pío Fernández, Dr. Carlos Cravenna, Sr. Terrada y
las señoras Beatriz Visillac, María Grosclaude, Irene Righetti, Dra. Lamort de
Cravenna, Haydee Gelpi, etc.
En
asamblea realizada en el viejo cine es designado primer presidente el Dr.
Gelpi. Recordamos algunos docentes: Germen Gelpi, Fernando Rubial, Horacio Ayerbe,
Pepita Cáceres, Nélida Devos, Miss Dolly, Carmen Pastor, Miss Witthingham entre
otros.
Resumiendo:
lo crearon un grupo de vecinos con vocación fomentista y cultural y lo
prohijaron numerosos docentes, maestros y profesores que contagiados por ese
entusiasmo, dieron su esfuerzo en forma totalmente honoraria.
Pronto
las instalaciones resultaron reducidas y la creación de nuevos cursos y
actividades fundamentalmente de la biblioteca llevaron a buscar una nueva sede.
La casa posteriormente de la familia Vinelli en Rondeau 80 esquina 24 de
Octubre, resultó la elegida.
La
necesidad de expansión era cada vez mayor y ante dicha circunstancia se
traslada a la calle 24 de Octubre 844 también frente a la plaza lado sur,
facilitada por la familia Banfi.
Posteriormente
se traslada a los altos del edificio de la familia Pastré, en Mariano Acosta
frente a la plaza San Martín, para radicarse luego en una propiedad alquilada
en Olivera 837 en esquina con Rondeau donde continúa dictando los numerosos
cursos que incluían contabilidad, inglés, francés, dactilografía, corte y
confección, dibujo y ayuda escolar entre otros. La biblioteca es resguardada en
otro lugar.
En 1949
se logra la donación del solar actual en la manzana que originalmente el
fundador del pueblo Rodríguez Fragio había dispuesto para entidades públicas y
escuelas. Recordamos que muchos años antes en 1929 la Unión Vecinal solicitaba
dicha tierra para instalar una biblioteca bajo el nombre de Bernardino
Rivadavia.
Con el
importe de la venta de un lote en el lado sur de Ituzaingó que había sido
donado a la institución por gestión del Dr. Gelpi, sumado al apoyo económico
del municipio de Morón, la contribución de los socios y el aporte de la
comunidad se comienza la construcción de la futura Sala de Auxilios.
Ejercen
la dirección de obra los arquitectos Felice, Pellegrini y Chiaramonte quienes no
perciben remuneración alguna en concepto de honorarios. Diversos comercios del
ramo de la construcción también realizan su generoso aporte.
Destacamos
que a objetivo de la obra se había formado una comisión ad hoc presidida por el
señor José Tiscornia e integrada entre otros por los señores Muntada, Oscar
López, José Nogueira.
Durante
este período se produce un cese en las actividades culturales y docentes.
El 13 de
septiembre del año 1953 la Comisión Directiva cuyos nombres mencionamos más
adelante deja inaugurada y librada al público la Sala de Primeros Auxilios perteneciente al Centro
Cultural Bernardino Rivadavia.
Al acto
asiste el Intendente Municipal de Morón don César Albistur Villegas y altas
autoridades municipales.
Se deja
constancia que la obra es realizada en concurso de pueblo y autoridades,
cuestión muy importante al momento de evaluar su destino definitivo.
Integran
aquella comisión: Oscar Arnal, Emilio Belbussi, Juan C. Tonelli, Horacio
Ayerbe, Saúl Panighetti, Horacio Alberti, Gerardo Ansalone, Pío Fernández,
María B. de Grosclaude,Alfredo Grecco, José Grosso, José Arginon, Haydée
Torrisi, José Carpani, Norberto Sallaberry y Alberto Soteras.
El 21 de
diciembre de 1958 la Comisión Directiva en acto público y en presencia del Sr.
Intendente Municipal Don Abel Costa declara oficialmente inaugurada y
habilitada la sede social en la esquina de Mansilla y Soler.
El sitio
ha de ser destinado para actividades culturales, artísticas y espirituales.
También en 1958 inicia su actividad la biblioteca. Una donación de libros
efectuada por el Dr. Adolfo Suárez Hurtado es el punto de partida y una
habitación de la esquina de Soler y Mansilla es lugar elegido.
La
señorita María Emilia Corpas es designada bibliotecaria y permanece 13 años en
la función.
La obra
es igualmente realizada por concurso popular y de autoridades. Integran la
Comisión Directiva entre otros: Arnal, Vendrell, Haurve, Tonelli, Carlos
Rodríguez, De Cabo, Veneziani, Suiffet, Ansalone, Goyanes, Rodolfo Ramos.
Se han de
formar subcomisiones de cultura que serán de real valía para la comunidad de
Ituzaingó.
Se
destacan en esa tarea los señores Ansalone, Alberti, Vendrell y Goyanes entre
otros.
En 1961
un grupo dejóvenes que integraban Carlos Goyanes, Mabel Carcagno, Lanzani,
Marcevelli, Tita, Rossi, Montenegro Butti y algunos más, organizan kermeses,
cuyos fondos recaudados aportan al salón de actos y biblioteca.
En 1986
ante el deterioro existente en la institución, se forma una nueva comisión que
preside el prestigioso vecino e integrante fundador Horacio Alberti.
Este
solicita la colaboración de los contadores Julio Aldrey y Martinelli Massa para
el saneamiento económico de la entidad. La tarea es parcialmente cumplida pero
lo avanzado del proceso dificulta el logro a pesar del valor comunitario e
integridad moral del Sr. Alberti.
Extractamos
del reglamento constitutivo de la entidad, el artículo 2º a 5º que especifican
los objetivos fundacionales.
Art. 2º
El centro cultural tiene por objeto:
a. Propender
a la cultura general, organizando cursos de enseñanza práctica para
adolescentes y adultos de ambos sexos, comerciales, de extensión universitaria
proescolar, bellas artes aplicadas y decorativas.
b. Establecer
ciclos de divulgación científica, literaria y artística, actos públicos,
conferencias y excursiones de estudio, de carácter social.
C. Crear una biblioteca y, cuando
los fondos lo permitan, una revista.
D. Proporcionar aquellos
elementos de cultura práctica que tiendan a elevar el nivel moral de las clases
trabajadoras y cooperar a la adopción de medidas de higiene, profilaxis y
previsión social.
E. Sostener una Casa de Auxilios
y Asistencia Médica-Odontológica gratuita.
F. Conmemorar los días patrios
para fomentar el sentimiento de nacionalidad.
G. Auspiciar toda iniciativa
encaminada a la consecución de sus mismos fines.
Art. 3. Estos propósitos de
interés colectivo se cumplirán por los medios siguientes:
a. Con la formación de un cuerpo
de profesores encargados de la enseñanza de las materias a que se refiere el
art. 2º subcomisiones de cooperación y propaganda.
B. Con la ejecución de un plan de
estudio metódica y racional correspondiente a las diversas asignaturas.
C. Con la formación de los
diversos cursos que constituyen su objetivo a medida que la inscripción lo
permita.
Art. 4. Con el objeto de llevar a
cabo lo especificado en los arts. 2 y 3, la institución mantendrá su local
social, en la medida que sus recursos lo permitan.
Art. 5. El Centro cultural es una
institución laica, popular y libre, por lo tanto no podrá inmiscuirse en
cuestiones de carácter político o religioso. Considerando el carácter
eminentemente popular del Centro cultural “Bernardino Rivadavia”, dicha entidad
podrá facilitar sus dependencias a otras instituciones locales para llevar a
cabo reuniones, asambleas, actos públicos, culturales y patrióticos, en la
forma que lo reglamente la C.D.
Agradecimientos:
Al Sr. Horacio Alberti por los
datos fundacionales aportados.
Al Sr. “Pocho” Rodríguez
Melgarejo por su información acerca de la Unión Vecinal.
A la Srta. María Emilia Corpas
por los datos referentes acerca de la biblioteca inicial.
En la
última sesión del año 2006, el Honorable Concejo Deliberante decidió convalidar
el convenio suscripto entre el Gobierno Municipal y la Comisión Directiva del Centro Cultural Bernardino
Rivadavia, mediante el cual las instalaciones que el Centro posee en
la esquina de Mansilla y Soler son transferidas al patrimonio del Estado
Municipal.
Durante
los últimos años, consecuencia de las diferentes crisis económicas que debió afrontar
el país, la situación del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, pasó a ser
verdaderamente crítica y más allá de la ayuda recibida en su momento por
el Gobierno Municipal, no logró salir de la situación asfixiante en que se
encontraba.
En una
asamblea de socios, decidieron aprobar la cesión de los inmuebles ubicados en
la esquina mencionada a favor del estado Municipal, para que sea éste quien
disponga de los mismos, y a la vez se haga cargo de las deudas que tenía
la entidad.